Mitos y verdades sobre las mascarillas contra el coronavirus
Introducción
Desde que se declaró la pandemia del coronavirus, una de las medidas más recurrentes para prevenir su propagación ha sido el uso de mascarillas. Ante la urgencia del momento, mucha información se ha divulgado, algunas verdades y otras mentiras. En este artículo, desmitificaremos algunos de los conceptos erróneos que se han ido acumulando entorno a este tema.
¿Cómo funcionan las mascarillas?
En primer lugar, es importante tener claro cómo funcionan las mascarillas. En términos simplistas, su función es protegernos del contacto directo con las partículas virales que se transmiten a través de las vías respiratorias. Esto se realiza a través del filtrado del aire que se exhala e inhala. Hay que tener en cuenta que las mascarillas no son infalibles, más bien son un coadyuvante en nuestra protección individual y colectiva.
Tipos de mascarillas
Aunque parezca una cuestión sencilla, hay diferentes tipos de mascarillas y cada una tiene un uso específico. Las mascarillas quírurgicas o de tipo IIR, son las que se usan en los hospitales para proteger al personal médico de la exposición directa al virus. Estas mascarillas están fabricadas con múltiples capas de materiales específicos que permiten la filtración del aire, son de un solo uso y de uso obligatorio para el personal sanitario.
Por otro lado, están las mascarillas higiénicas, estas pueden ser compradas por cualquier persona y son aquellas de tela reutilizable pero con un nivel de protección menor que las quírurgicas. Es importante mencionar que, para que sean efectivas, estas mascarillas deben ser utilizadas de manera correcta y cubrir tanto la nariz como la boca.
Mentiras sobre las mascarillas
A pesar de la fácil adquisición de estas mascarillas higiénicas, también se han divulgado muchas mentiras sobre ellas, como por ejemplo que las mascarillas tóxicas o peligrosas para la salud. Esto es falso, siempre y cuando la mascarilla sea adquirida en establecimientos autorizados y no sea reutilizada más de lo recomendado en seguido.
Otro mito conocido es que las mascarillas solo se deben usar cuando se tiene síntomas de la enfermedad. Aunque esto se sostiene en situaciones donde la persona padece alguna enfermedad, y la mascarilla debe ser utilizada para proteger a otras personas al no poder estornudar con la necesaria contención si no se protege, la importancia de su uso se ha confirmado que también en situaciones asintomáticas o con síntomas leves, dado que el virus se contagia también por periodos de incubación o en su máximo grado inicial.
Verdades sobre las mascarillas
Lo cierto es que el uso correcto de las mascarillas, tanto de uso médico como higiénicas, podría reducir la cantidad de personas enfermas por COVID-19. Asimismo, existen pruebas que muestran cómo la evolución en los nuevos contagios se ha reducido en países que han requerido el uso de mascarillas.
Además, su uso colectivo es lo que se conoce como efecto dique. Esto significa que, cuando una gran cantidad de personas utilizan correctamente una mascarilla, se reduce el riesgo de transmisión en el conjunto de la población.
Consejos para su uso
Ahora bien, hay determinados consejos que deben tenerse en cuenta al utilizar una mascarilla para que realmente sean efectivas:
- Lave bien sus manos antes de ponerse o quitarse la mascarilla.
- Es importante que la mascarilla cubra tanto su nariz como su boca.
- Si utiliza una mascarilla higiénica, considere su uso frecuente y la necesidad de lavarla después de cada uso prolongado. En caso de ser un modelo médico solo es de uso prolongado.
- No comparta su mascarilla con otras personas.
- Si su mascarilla se humedece o se ensucia, debe cambiarla de inmediato.
- Si comprende que debe estornudar o toser, hágalo siempre cubriendo su rostro con la mascarilla, si es de uso médico ponerse uno nuevo tras cada incidente.
- Finalmente al retirarse la mascarilla, la correcta manera es por lazos o cinta, y en una mano retirándola por el otro lado, sin tocar la parte delantera o inferior que ha podido tener contacto con el exterior, ni la parte superior si se ha podido tener contacto directo con secreciones nasales.
Conclusión
En resumen, debe tenerse en cuenta que el uso de mascarillas no es un tema menor, y no debe tomarse a la ligera. Son una barrera protectora que puede ayudar tanto en la prevención general y en la protección de grupos de riesgo, especialmente personas mayores o con enfermedades crónicas.
Debemos, buscar adquirir mascarillas de entidades autorizadas, otorgando una protección de calidad y garantías. También, debemos ser responsables tanto en su uso como en su manejo, para evitar la propagación de otros microorganismos. El uso de mascarillas siempre debe estar acompañado de otras medidas de prevención, como el lavado frecuente de las manos y el distanciamiento social, ya que con esto se disminuye la posibilidad infecciosa del virus.
Apelar a la responsabilidad individual y colectiva como la única forma de permanecer unidos en tiempos difíciles.