Desde que se descubrió el coronavirus y se propagó a nivel mundial, ha afectado a la salud física de millones de personas. Pero más allá de las consecuencias físicas, el impacto psicológico del coronavirus también ha sido significativo. Los pacientes que han contraído el virus, así como el personal médico que ha trabajado en la lucha contra él, han experimentado una variedad de efectos psicológicos negativos. En este artículo, exploraremos algunas de las formas en las que el coronavirus ha afectado la salud mental de los pacientes y el personal médico, y examinaremos cómo se pueden abordar algunos de estos efectos.
El miedo y la ansiedad son dos de las respuestas emocionales más comunes al contraer el coronavirus. Muchas personas se asustan porque no saben cómo va a afectar su salud y la de sus seres queridos, y este miedo puede ser amplificado por las noticias y los medios de comunicación que lo hacen ver como un peligro inminente. Esta ansiedad puede ser particularmente intensa para los pacientes que tienen factores de riesgo, como las personas mayores o las que tienen problemas de salud preexistentes. La ansiedad también puede ser desencadenada por el aislamiento y la cuarentena, que pueden aumentar la sensación de soledad y aislamiento.
Además del miedo y la ansiedad, los pacientes pueden experimentar depresión al contraer el coronavirus. La depresión puede ser causada por una variedad de factores, como la preocupación por la salud, la pérdida de seres queridos o la interrupción de las rutinas diarias. También puede ser desencadenada por el aislamiento y la falta de contacto social. Algunos pacientes pueden sentirse atrapados y sin esperanza, lo que puede empeorar su estado de ánimo.
El coronavirus también puede provocar estrés postraumático en algunos pacientes. Esto es especialmente cierto para aquellos que han estado gravemente enfermos o han tenido que ser hospitalizados. La experiencia de la enfermedad y el trauma asociado pueden hacer que los pacientes experimenten flashbacks, pesadillas, evite situaciones o lugares asociados con la enfermedad, y tener hipervigilancia.
El personal médico también enfrenta una gran cantidad de miedo y ansiedad durante la pandemia de coronavirus. Al igual que los pacientes, muchos trabajadores de la salud temen por su seguridad y la de sus seres queridos. También están preocupados por traer el virus a sus hogares o infectar a otros en el trabajo. Algunos trabajadores de la salud también pueden tener miedo de quedarse sin equipo de protección personal (EPP) adecuado o de no tener suficiente personal en sus centros de trabajo para manejar a los pacientes.
Además de la ansiedad y el miedo, el personal médico también experimenta un alto nivel de estrés laboral durante la pandemia de coronavirus. Los trabajadores de la salud se han encontrado lidiando con un aumento en la carga de trabajo y la cantidad de pacientes a los que deben atender. También han estado expuestos a situaciones estresantes como la falta de suministros, la dificultad para mantener los protocolos de seguridad, y el hecho de tener que comunicar a las familias noticias de la muerte de pacientes aislados de seres queridos y las sensaciones de culpa por no poder hacer lo suficiente.
El personal médico también puede experimentar lo que se conoce como trauma secundario. Esto se refiere al trauma que experimentan al cuidar a pacientes que han sufrido o han fallecido por coronavirus. El personal de salud ha estado trabajando horas interminables tratando de salvar pacientes y ver que no lo logran puede causar un trauma en ellos. Esta situación y la falta de soporte y protección emocional adecuado hace que muchos trabajadores de la salud muestren síntomas de estrés postraumático.
Una de las formas más importantes de abordar el impacto psicológico del coronavirus es brindar apoyo emocional a los pacientes y al personal médico. Los profesionales de la salud pueden ofrecer un oído atento, brindar información clara, y crear conexiones emocionales entre los pacientes y su equipo de cuidado. Los empleadores pueden ofrecer espacio para hablar y compartir experiencias. Además, es importante que los pacientes también tengan acceso a apoyo emocional después de la recuperación.
Para aquellos que experimentan ansiedad y depresión debido al coronavirus, mantener una rutina puede ser útil. Esto puede incluir continuar con actividades diarias comunes como el ejercicio, las comidas y el sueño. Además, es importante mantener conexiones sociales con amigos, familiares y miembros de la comunidad para evitar el aislamiento social. Esto se puede hacer a través de llamadas telefónicas, mensajes de texto, correos electrónicos o videollamadas.
Los pacientes y el personal médico también pueden beneficiarse al cuidar de su bienestar físico y emocional. Esto incluye hacer ejercicio regularmente, mantener una dieta saludable, dormir lo suficiente y encontrar formas de relajarse, como meditación u otras actividades relajantes. También es importante para el personal médico tomarse un tiempo para desconectar del trabajo y procesar su estrés emocional fuera de sus horas de trabajo.
Otra forma importante de abordar el impacto psicológico del coronavirus es a través de la capacitación en estrategias de afrontamiento y la atención pl o asistencial de afectados con estrés postraumático y otros trastornos emocionales. El personal médico puede aprender formas de manejar el estrés, así como técnicas de relajación y de atención pl o asistencial. Además, la capacitación en protocolos para el manejo de la salud mental y de accesibilidad a los servicios de atención pl o asistencial adecuados puede ayudar tanto a los pacientes como al personal médico a encontrar la ayuda que necesitan.
En conclusión, el impacto psicológico del coronavirus es significativo y se extiende más allá de las consecuencias físicas de la enfermedad. Los pacientes y el personal médico están experimentando una variedad de efectos negativos, desde miedo y ansiedad hasta depresión y estrés postraumático. Sin embargo, hay formas de abordar estos efectos, incluyendo la atención emocional, el mantenimiento de rutinas y conexiones sociales, el cuidado personal y la capacitación en estrategias de afrontamiento. Al trabajar juntos para abordar el impacto psicológico del coronavirus, podemos ayudarnos a nosotros mismos y a nuestras comunidades a superar esta crisis y encontrar formas de recuperación emocional.